La humanidad evoluciona mediante los saltos que produce sus innovaciones. En los últimos siglos, el ser humano incrementó significativamente su esperanza de vida y su riqueza debido a los progresos que realizaron nuestros antepasados en el campo del conocimiento.

Los avances de alto impacto se producen con mayor frecuencia, o dicho de otra manera, se necesita menos tiempo para establecer un salto tecnológico. Desde la innovación de la imprenta moderna hasta el teléfono transcurrieron varios siglos, sin embargo, solo se necesitó un siglo más para desarrollar el televisor y posteriormente las computadoras.

Hay que recordar que a principios de 1990, la mayoría de la población no pensaba en adquirir una computadora. Ahora bien, el Banco Mundial reconoce que en la actualidad, la totalidad de suscripciones a la telefonía celular móvil es mayor a la totalidad de la población mundial según el Banco Mundial. Este hecho refleja que la humanidad tiene la capacidad de comunicación como nunca antes en su historia.

Además, el crecimiento de la cantidad de personas que utilizan Internet favorece al escenario donde la expansión del conocimiento intensificará aún más su velocidad, y continuarán generando saltos tecnológicos cada vez más rápidos, pues la información es accesible a una mayor cantidad de personas.

El teléfono inteligente (smartphone) permite que la información fluya cada vez más rápida, pues no es necesario estar frente a una computadora de escritorio o una notebook para estar comunicado y/o informado a través de Internet, sino que se puede ingresar a la red desde cualquier lugar donde haya wifi o que lleguen los datos móviles telefónicos.

Por lo tanto, la continua eliminación de las barreras administrativas, físicas y temporales para acceder al conocimiento y el crecimiento exponencial tecnológico caracterizan a la era del conocimiento exponencial que estamos transitando.

Federico Camargo